2 de octubre de 2010

Trenes en el Recuerdo, desde Brasil, Alfredo Rodrigues


Usina de tratamiento de postes de eucaliptus de Barret de la CEEE-RS ( Compañía Estadual de Energía Eléctrica ) años 60s.

Localizada en la localidad de Barreto, Rio Grande do Sul, en las márgenes del Río Taquari tenía por finalidad el tratamiento de los postes de eucaliptus que se usaban en las redes de transimisión y distribución de la compañía CEEE, también tenían plantación árboles en las proximidades, Granja Carola.

El puente que aparece al fondo de la imagen cruza el Taquari, pertenece a la línea Patio Industrial – Santa María.



Este material es antiguo y la locomotora ya no está en funcionamiento, pero intentaré descubrir su paradero.


Alfredo Rodrigues desde Brasil.

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29 de septiembre de 2010

Viajes en el Tiempo : Daniel Virué en Patagonia 2º viaje, 1972 final.



A la mañana siguiente - después de dormir en la cama del “viajante ausente” y en ayunas, enfilamos para la pequeña estación ferroviaria de Esquel para abordar el servicio mixto (pasajeros y cargas) hasta Ing. Jacobacci donde trasbordarìamos al “tren grande” con destino a Plaza Constitución.

En aquellos años, “La Trochita” no era un tren turístico, era un servicio esencial en la zona que conectaba localidades aisladas en la meseta patagónica y en una de sus partes climáticamente más adversas por la crudeza de sus inviernos.
Todavía no había llegado Paul Theroux desde Boston y no lo había bautizado con el más vendible “Viejo Expreso Patagónico”.

Tampoco se había menguado su recorrido : eran 402 km. de meseta que si no ocurría nada se transitaban en….20 horas. Las viejas Baldwin y Henschel con los vagones Familleraux recorrían la trocha de 0,75 en parajes inolvidables y por momentos a paso de hombre.

Pero el problema inmediato era desayunar. Llegados a la estación y obtenidos los pasajes en “segunda”—asientos de tablitas pintados de gris---observé que en el 1ro de los vagones “cerrados” de carga, la salamandra despedía un humo azulado por la chimenea—todos los vagones tenían una---y hacia allí me encaminé con la ‘pavita’ ( tetera ) de lata del campamento. Era el vagón “estafeta” o correo que la empresa de Correos y Telecomunaciones despachaba para distribuir y recoger por los caseríos dispersos la correspondencia.

Solicitar agua caliente para el mate y trabar amistad con el estafetero fue una sola cosa. La Patagonia era—y sigue siendo—un vacío demográfico que llama siempre a la amistad.
El “turco” Ismael It - aclaremos que “turco” se llama en Argentina a todos los descendientes de Sirio-Libaneses porque ingresaban al país con pasaporte del Imperio Otomano - era el empleado del Correo que viajaba en el tren.

Pero luego vimos que en realidad era el personaje fundamental de ese particular trayecto ferroviario. El pequeño vagón estafeta era un “carga” cerrado pero modificado en su interior para dotarlo de las mínimas comodidades indispensdables : en la parte anterior, el escritorio y el archivero para clasificar la correspondencia junto a la infaltable salamandra y en la posterior, la cama, un armario y las pertenencias personales con numerosas fotografías de seres queridos.

Esta parte era denominada “pensión La Chancha” y a la noche supimos porqué, Don Ismael, por aquel entonces tenía unos 50 años e incontables anéctodas de su trabajo. Había llegado a la Patagonia procendente de Lobos, Provincia de Buenos Aires como conscripto de un regimiento que, destinado a Rio Gallegos tenía como tarea el tendido de la linea telegráfica a Esquel.
A cada soldado, al termina el servicio y la construcción de la línea, se le ofrecía la posibilidad de radicarse en Esquel con empleo del Correo y allí se quedó.


Formó familia y justamente un hijo que estudiaba Geología en La Plata viajaba en el mismo de tren de regreso asegurando por las provisiones inacabables de la madre nuestro sustento también.

Pero Don Ismael además de correspondencia llevaba paquetes, revistas, diarios, encargos, medicamentos y todo lo que en la “pasada” anterior le encargaran.
Sólo comprendiendo la inmensidad de aquellas soledades puede entenderse la relevancia de lo que este hombre hacía.

La Radio Nacional Esquel tenía un servicio—creo que aún hoy existe---de mensajes al poblador con un buzón habilitado en el que se dejaban los mensajes que eran leídos a horas determinadas, era la ùnica forma de enterarse y por supuesto todos se enteraban de todo.

La estación de “la Trochita” era el punto de encuentro, pero muchas veces los paisanos llegaban allí desde puestos de estancias distantes 5 leguas o más, era admirable ver la gratitud por las noticias que el tren “arrimaba”.

Después de bastante charla y de agotar las provisiones de la esposa del “turco”, éste nos dijo : “cuando baje el sol llegaremos a Cerro Mesa, aprovechen la parada y vengan a la estafeta”.
Nosotros no nos habíamos dado cuenta, pero en una estación anterior un paisano se había arrimado a caballo con un cordero en la cruz del pingo.


Y llegó el atardecer, ya con las retinas desbordadas de los espectaculares paisajes que el trencito recorría. Lugares en caracol donde la solitaria estación se veìa desde una o màs horas antes y el tren iba descendiendo de a poco .
Lugares en que por la rampa pronunciada era posible largarse en el furgón y al trote subir en un vagón delatero.

El resoplido de la vaporera y el humo, los balcones abiertos de los Familleraux, sentarse pitando un faso y contemplar el paisaje. Que más?

En Cerro Mesa nos fuimos a la “Pensión La Chancha”, Don Ismael ya mateba con su hijo y había colgado el cordero de un gancho entre la salamandra y la chapa protectora de la pared de madera del vagón.

El carbón de piedra, el mismo que alimentada el hogar de la locomotora empezó a hacer su trabajo, al cabo de dos horas el guarda 1º y el 2º, el Inspector de Máquinas y algún otro compartían con nosotros el cordero patagónico más sabroso que he probado, mientras el “turco” desgranaba anécdotas - como aquel año en que consumió sus vacaciones 15 días bloqueado por la nieve en El Maitén - y los ferroviarios nos decían el lugar que estabámos transitando de acuerdo al golpe de las ruedas en los rieles, sin necesidad de asomarse por la ventanilla.

Poco a poco llegábamos a Jacobacci y la inolvidable y lamentablemente irrepetible experiencia de hacer en La Trochita el recorrido completo empezaba a pasar a los recuerdos.
En la madrugada del día siguiente, aún noche cerrada llegamos a Ing. Jacobacci y trasbordamos al tren general que nos devolvería a Plaza Constitución adonde arribaríamos al dìa siguiente sin una moneda.

Taxi, departamento y vuelta a la rutina. Pasarían muchos años -màs de 10- y muchas cosas en el país y en nosotros para poder volver. Pero esa es otra historia.



Daniel Virué reside en BsAS, Argentina es profesor de Geografía jubilado y ha realizado innumerables viajes al sur patagónico, las Islas Malvinas y la patagonia chilena.
Escribe el blog Presidente Derqui en Tren.


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27 de septiembre de 2010

Viajes en el Tiempo : Daniel Virué en Patagonia 2º viaje, 1972



El entusiasmo despertado por el viaje realizado en Agosto del ‘72 nos llevò a planear el próximo durante el mismo regreso.

Pero esta vez el “alma mochilera” de los ’70 iba a ser la marca registrada, las conversaciones con amigos en interminables noches de tango y vino - si, no éramos “nueva ola” y se nos habìa dado por el 2 x 4 - mas las ansias de ir siempre “mas al sur” nos llevaron a dibujar en el mapa un itinerario mas ambicioso.

La partida, como siempre en tren desde Constitución.
Esta estación terminal de la Argentina merece un párrafo aparte. Si Retiro-Mitre es hermosa y dicen que es uno de los edificios que mejor representa el estilo Tudor en el mundo, si Retiro-Belgrano es bonita en su simpleza estatal, Constitución da la cabal idea de lo que es un “gran ferrocarril”.

Sus 14 plataformas, la inmensidad de la bóveda de acero y vidrio y la sonoridad de su hall central posibilitan trasladarse a la Europa de principios del siglo XX por unas monedas de colectivo. Ya el letrero indicador con sus múltiples ramales y servicios eran una invitación a “sentarse y dejar el mundo atrás”.

En el hall central, una vaporera en miniatura se accionaba con una moneda y movía sus bielas y ruedas. Hoy está y aún funciona en el Museo Ferroviario de Retiro.

No hay sensación comparable a la de abordar un tren de larga distancia.
Decía Germán Sopeña que, “Si la libertad es poder pensar, el mejor lugar para hacerlo es el asiento de un tren contemplando el paisaje. Por lo tanto, la libertad es un tren”.

Pero volvamos al “equipaje” : dos mochilas de las de antes : armazón de ‘fierro’ y bolsas de lona gruesa, una carpa canadiense con ábside para dos personas y estructura de caños de alumino, ropa de abrigo - aún en febrero la cordillera es frí a - y.....faroles y calentador “Bram-Metal” a querosene!!!.
Por supuesto comida para dar la vuelta al mundo y allá vamos.


Esta vez fue el servicio “ Tren Lagos del Sur”, un interminable ‘trenazo’ del Ferrocarril Roca con dormitorios, pullman, primera, clase turista comedor etc. nosotros en 1ra. ya que de ida siempre hay “vento” ( dinero ) para los pequeños lujos.

La vuelta sería otra cosa. Ese tren terminaba en San Carlos de Bariloche pero nosotros nos bajábamos en San Antonio Oeste para abordar un micro hacia Puerto Madryn.

La curiosidad fue que un paro de señaleros en alguna seccional del conurbano bonaerense obligò a “sacar” el tren por las vìas del puerto, de allì al San Martín en Retiro y por empalme Haedo hacia Temperley y luego si, por la vía principal a Bahía Blanca. Una fiesta para un ferroaficionado, pero de noche.
Llegados a San Antonio, allí nomás abordamos el ómnibus a Madryn arribando en horas de la noche.

Por aquellos años, el turismo costero en la Patagonia era prácticamente inexistente y no había “campings”. Bueno, armar la carpa en la playa de guijarros con el viento patagònico es para recibirse de mochilero con rango universitario.

Al dìa siguiente, después de auxiliar a otros mochileros “porteños” que se durmieron con una vela encendida y se les quemó media carpa—desarmamos y a la ruta de ripio a hacer dedo a Puerto Pirámides en la Península de Valdez.
Un día entero y……nadie. Otra vez a la playa a armar la carpa para pasar la noche!!!

Por fin, al dìa siguiente un camión de YPF que llevaba combustible a Pirámides, nos cargò las mochilas sobre la cisterna y en medio de una nube de polvo, salimos de Madryn. Esta ùltima ciudad, hoy es el núcleo turìstico del avistaje de la ballena Franca , con llegada de numerosos cruceros internacionales, puerto pesquero y tiene una de las plantas de aluminio más grande de Latinoamérica.

Pero en aquel entonces era un pequeño caserío costero bautizado en recuerdo del Castillo de Madryn en Gales de donde era Lewis Jones uno de los impulsores de la colonización galesa en el Chubut.
Si Madryn era poco, Puerto Pirámides era menos : sólo el motel del Automóvil Club Argentino, el caserío de los organismos del Estado (correo, policía, dispensario etc.) y algunas cabañas de habitantes de Madryn, Rawson (capital provincial) y Trelew (ciudad de Lewis) que se usaban temporariamente. Pero el viaje por el istmo Ameghino contemplando las aguas del golfo San José (verdes) y del Nuevo (azul profundo), la fauna patagónica en todo su esplendor y la bajada de la meseta al caserío de Pirámides justificaban todo.

Como dije, todavía el turismo “for export” de las ballenas no estaba desarrollado pero ya era Reserva Provincial y se cuidaba mucho a la fauna con restricciones de zonas de tránsito valladas.

Después de unos días, nos llevaron a Trelew donde abordamos un micro a Esquel cruzando la meseta hacia la cordillera.


El valle del Chubut también tiene sus atractivos : el Dique Ameghino y Los Altares y también el Valle de los Mártires llamado así por los Galeses muertos por los indios del cacique Foyel como venganza por los tratos recibidos por los Huincas.


Allí fue donde se salvó uno de los colonos en ancas del Malacara, asunto del que ya contaré.
Esquel fue solo una pasada hacia el Parque Nacional Los Alerces a orillas del lago Futalaufquen ( lago grande en Mapuche ) que era nuestro verdadero objetivo. Nuevamente, ahora en el camping del parque, nos quedamos extasiados contemplando la combinación de bosque andino-patagónico, lagos y cordillera nevada.

Mientras los días se consumían en largas caminatas por el circuito que rodea al lago y la pesca clandestina de alguna trucha para fritar, pagamos una excursión en lancha que combina el recorrido del Futalaufquen, una caminata por tierra y otra lancha por el Lago Menéndez hasta el ventisquero Torrecillas, primer glaciar de montaña que veía en mi vida.

Sin desperdicio, pero el pago de los gastos que iban corriendo ponían seriamente en cuestión nuestras finanzas y estábamos muy lejos de casa. También se iba alejando la posibilidad de radicarnos en el sur.


Muy’ porteños’ y acostumbrados al anonimato de las grandes ciudades , nos “chocaba” un poco el ambiente pueblerino que encontrábamos y la cerrazón mental que la dictadura militar (una de las tantas que tuvo el país) le imponía a la gente.

Además, dignos descendientes de familias de “tanos y gallegos”, los hogares de familia ampliada característicos de aquella época eran una inercia brava de vencer.
Finalmente, las carreras incompletas –Geografìa yo, Sociología mi esposa obligaban a ambos a una permanencia de por los menos dos años màs en Buenos Aires y luego veríamos que esos dos años serían decisivos.
Pero, ahora había que volver.

Colectivo local desde Los Alerces a Esquel (50 km.) y a pasar la noche en una pensión con el poco dinero que quedaba y en el cuarto de un viajante que, “circunstancialmente” no estaba segùn la dueña y bueno, la cama podìa usarse. A todo esto, ya en plan de regreso a Buenos Aires, descontando el dinero del pasaje en tren—faltaba el plato fuerte de viajar de Esquel a Jacobacci en “La Trochita”---y los $ 5.- que , previsoramente dejáramos en el departamento para pagar el taxi desde Constitución a Palermo……casi no quedaba nada.

En la noche fría de Esquel, aún recuerdo a mi compañera repitiendo :”el juez dijo que debías proveer….”.En fin así son. Pero ahora viene lo mejor.

( fin de 2º viaje parte I )


Daniel Virué reside en BsAS, Argentina es profesor de Geografía jubilado y ha realizado innumerables viajes al sur patagónico, las Islas Malvinas y la patagonia chilena.
Escribe el blog Presidente Derqui en Tren.




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26 de septiembre de 2010

Vagones de Argentina I




Agradecemos a Fabián Pesikoni del blog Ferroviarias el material fotográfico que apreciamos en este post.

Verán  algunos antiguos de color azul o amarillo - incluso aún con el logo Ferrocarriles Argentinos, la antigua empresa estatal -  ahora se usan como viviendas, para los trenes de vía y obra, otros simplemente está tirados allí...dejados a la mano de Diós.

Aparecen también pertenecientes a la empresa Ferrosur Roca, de capitales brasileños, van a ver : tolvas pedreras, tolvas gra neras (pintadas de grises), las amarillas son cementeras, junto a unos vagones cerrados con la inscripcion Loma Negra, que también llevan cemento. 






















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Todos al tren !! / All aboard !!!

No soy un erudito, tampoco una persona de gran memoria. Tampoco conozco los modelos de locomotoras ni los números de serie de los vagones. Quizàs sean cosas que me pierdo, conocimiento del cual carezco. Si tengo desde muy pequeño la pasión por los trenes - quizàs por los viajes, pues eso elicitan los trenes - fruto de una madre que nos llevaba a mi hermano y a mi a ver partidas y llegadas a la estación de nuestro barrio.
Los años me llevaron por diferentes rincones del mundo, a veces por trabajo, otras por placer. Viendo las fotos que he tomado, surgen como una constante los trenes.
Con esta simple aficción, las fotos, los viajes, los trenes, me he ido rodeando de conocidos, de amigos, de "hermanos de fraternidad" en diferentes países, es por ello - y para sacar todo esto a la luz - que comienzo, humildemente, a publicar este blog.
Espero que no sea tan simple que no convoque, ni tan erudito que asuste, que sea un nuevo punto de encuentro con los viejos y los nuevos amigos.

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I´m not an erudite, neither a big memory person. I don´t know the reference number of any engine or locomotive. Perhaps these things that I don´t know may be a knowledge that I must, but what only understand is my passion about trains and trains trips, trips in distant worlds or distant hemispheres.
My mother brought us – my brother and me – to a little station in a tiny neighborhood of Montevideo to see the trains arrivals and departures, was our favourite childhood hobby
( or perhaps only mine ? ).
For working or leisure, year by year, I travelled for many countries of Latin and North America, and a constant in this trips was a visit to the more nearest train station.
I can see now my photo memories and find in it a persistent motif : a lot of railroad photographs, from Uyuni in Bolivia to Orlando in USA, from an old engine ( almost destroyed ) to a TGV train.
The railways made me know a lot of people also, with the same – insane- passion, and like a fraternity a lot of blogs and web sites has been appeared, from BsAs ( Argentina) , from Uruguay, groups, indivuduals, instutions for memory preserve.....
And now with the "official " publication of my own blog I can put in words and images my secret passion, came in.
And this is for you reader, from some far – or near – country in the world, all your comments ( positive or negatives ) are welcome.
This also want to be a meeting point for old and new friends.